martes, 16 de noviembre de 2010

El Ultimo Adios

Recuerdo su rostro cuando decía adiós con sus labios, sus ojos llenos de lágrimas... Jamás la volví a ver.

Todo comenzó una noche de julio, no recordaba dónde la había visto pero su sonrisa me había cautivado, ella se acercó a mí y me abrazó, fue extraño pero me había gustado. Ya después de unas cervezas me atreví a preguntarle si tenía novio, ella sonrió y me contestó: “Por algo te estoy abrazando ¿no?”.

Me armé de valor y le pedí su celular, ella felizmente me lo dio mientras me daba un abrazo de despedida. Al día siguiente la invité a salir y pasamos la tarde juntos compartiendo nuestras historias de la vida, ese día me había enamorado de ella.

Días después estábamos sentados en una banca y le preguntaba que qué pasaría si la abrazaba fuerte y ella solo reía, extendí mis brazos y ella me besó, fue un momento perfecto para preguntarle si quería ser mi novia.

Pero toda historia tiene su final, al día siguiente me habla a mi celular diciendo que se iría a vivir lejos, para mí fue un momento de tristeza, pero no dejaría que se fuera sin decir adiós, agarré un cuaderno y una pluma y me dirigí hacia mi carro. Para mi desgracia había comenzado a llover y las calles se habían inundado; mi carro no caminaría entre tanta lluvia.

Tuve que pensar rápido, y con poco dinero tomé un camión hacia su casa, lamentablemente éstos sólo me acercaban un poco y tuve que correr bajo la lluvia; 10 cuadras fueron las que recorrí, tuve que subirme a carros, saltar charcos pero llegué a su casa, mojado de pies a cabeza, ella salió y con una tristeza me dijo: “Te voy a extrañar”.

La miré a los ojos y le di una carta que había escrito con mi corazón, ella me dio una carta que también había escrito, la ayudé a subir sus maletas al carro de su abuela y con un beso nos despedimos, vi sus ojos llenos de tristeza que se alejaban cada vez más. Ésa fue la última vez que la vi.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Adios querido amigo.

Fueron sus ultimas palabras, mientras recostaba su cabeza en la fria almohada, contaba sus respiros, lentamente cerro sus ojos para dormir tranquilamente.

Tan sublime fue ese momento, ver su sombra inherte caminando hacia el vacio, volteando hacia mi con una sonrisa tan profunda, mis ojos se llenaron de lagrimas, mientras mi voz se quebraba al recordar esos momentos.

Tu sombra guarda mil historias, una libreria de cuentos que compartiamos.

Siempre seras extrañado viejo amigo, seguramente nos volveremos a encontrar.